Hace tanto tiempo que no escribo que a estas alturas aún no he felicitado el año en el blog. Lo dicho, ¡feliz 2010 a todas y todos!
Para la entrada del n
uevo año una nutrida representación española, formada por expatriados y becarios de allende los mares, elegimos un emplazamiento de lo más exótico: la caribeña región de Bocas del Toro, que comprende varias islas en la vertiente atlántica de Panamá, cerca ya de la frontera con Costa Rica. La fiesta de Nochevieja en concreto tuvo lugar en un resort en la misma playa, donde unos 150 invitados disfrutamos de un rico buffet para cenar y barra libre de autoservicio durante toda la noche, música variada, hoguera en la playa, palmeras, el mar... la verdad es que en un sitio así el tiempo parece detenerse en vez de avanzar un año.
Bocas es un pintoresco pueblito de casas bajas, con una calle principal formada por hostales, tiendas de chinos, puestos de artesanía, restaurantes y algunos negocios locales. En los días que estuvimos por allá tuve la oportunidad de asistir a una competición de bodyboard en una playa espectacular, admirar las ranas rojas de Playa Red Frog, ver a unos pobres delfines ser perseguidos por los barcos de turistas y comer langosta rica en un restaurante hecho de madera sobre el mar.
La experiencia fue totalmente positiva, por lo que a las visitas que vengan de España (chavales, ya queda menos) u otros lugares procuraré llevarles a ver los encantos naturales de Bocas y su fiesta nocturna, también digna de mención.
Tras un finde de paréntesis, en el que lo más destacable fue haber visto 'Avatar' en 3D, la semana pasada nos reunimos para despedir al compañero Yelel, quien pone punto y aparte en su aventura en Panamá para probar suerte en la tierra patria.
Para asegurarnos de que la despedida fuera memorable, el viernes se alquiló una "chiva parrandera". Esto es: un autobús de esos escolares americanos (sí, como el de los Simpson) de la época de los dinosaurios con aerografías de dudoso gusto, donde suena música a todo volumen, la gente va de pie agarrándose donde buenamente puede y hay una barra para pedirse los tragos que uno quiera. El conductor, con buen criterio, no suele superar los 50 km/h mientras hace su recorrido por distintas calles de la ciudad. El plan noctruno incluyó una pausa en el parking de 'zona viva', una de las zonas de discotecas más de moda en la ciudad, donde pudimos bajarnos del bus y estar ahí a nuestro rollo, para después regresar al punto de partida con la gente ya cargadita de grados. Cuando me preguntan cómo fue la chiva, yo contesto: "Apenas me podía mover de la gente que había, todo el mundo me tiraba las copas encima, hacía un calor de la ostia... pero me lo pasé muy bien".
Al día siguiente nos juntamos en un restaurante español a comer una paellita por cortesía del señor Tomé para celebrar su cumpleaños. De paso vimos un poquito el fútbol. ¡Sorprendente el ambiente del local cuando juegan el R. Madrid o el Barça! Y es que en Panamá se sigue mayoritariamente a tres equipos: a los New York Yankees en béisbol, y al Real Madrid o al Barcelona en fútbol.
Por último, expresar desde aquí todo mi apoyo y admiración para todos aquellos que están haciendo lo imposible para paliar en la medida de sus posibilidades las terribles consecuencias del terremoto en Haití; una catástrofe que de una u otra manera ha afectado a muchas personas. Un recuerdo especial para todas ellas...