miércoles, 28 de octubre de 2009

Contrastes

Panamá es una ciudad de grandes contrastes.

Por la calle pueden verse varios Audi Q7, Porsche Cayenne, BMW X5, Toyota FJ, etc. circulando junto a carros que les suenan los amortiguadores, les falta el parachoques delantero y media puerta. Una ciudad donde, siendo alrededor un millón de habitantes, debe haber al menos un millón de vehículos y los atascos son monumentales.

Tras la última entrada del blog, donde hablo de piscinas en edificios de más de veinte plantas con vistas al mar y paseos marítimos (o algo parecido), se puede pensar que la vida aquí es placentera y despreocupada. Puede que en algunas islas del país sea así, pero en la capital hay que andarse siempre con el ojo avizor.

La zona donde se encuentra la oficina y los alrededores se pueden considerar tranquilos. Sin embargo, a medida que uno se aleja del distrito financiero, puede encontrarse con una realidad totalmente distinta, como por ejemplo la que muestra el documental "One Dollar. El precio de la vida" (quien esté interesado, basta con buscar en Google 'one dollar panama'), donde se retratan los barrios más conflictivos.

Quizá estoy hablando de dos polos opuestos que se pueden encontrar en innumerables ciudades del mundo. Es difícil explicarlo si no se palpa cada día por la calle. Sólo quería aclarar que, como decía en la entrada anterior, no todo es de color de rosa en Panamá.

martes, 27 de octubre de 2009

El motor de la noche

Tras más de una semana de silencio, llegan nuevas noticias desde las proximidades del Canal.

En el tiempo que llevo aquí, me he ido adaptando a la vida 'pana'. Cosas como cruzar la calle que resultaban muy complicadas (debe haber tres semáforos y dos pasos de cebra en toda la ciudad), poco a poco van siendo más sencillas: esperar a que cruce algún pibón que pare el tráfico y aprovechar para cruzar detrás de ella se ha revelado como la mejor solución.

La semana pasada empecé también un curso para sacarme la licencia de buceo, que con un poco de suerte culminará este fin de semana con unas inmersiones en el Caribe.

A estas alturas, alguno ya estará echando en falta alusiones a la vida nocturna. Pues bien, el viernes todo empezó en la cena... un chupito de lo que alguien bautizó sabiamente como "el motor de la noche" (jajaja, ¡grande Mar!). Después siguió la fiesta de despedida de un francés en el área social de su edificio, de donde nos echaron apenas una hora después de llegar, y acabamos en la zona de garitos de calle Uruguay (id recordando el nombre, que es la zona de perreo por excelencia). La noche fue de "pedo capital" (sigo utilizando la inspiración de mis compis de piso), de muchas risas, bailoteo y algún pequeño altercado que se solucionó con la típica "coima" (traducción: soborno).


El sábado la resaca fue muy llevadera gracias a la piscina del área social del edificio Bayfront (gracias Sarita y Chus por la hospitalidad). Como nos moló, el domingo hubo una de 'repeating'. Baste esta ilustración como ejemplo de la dura vida del becario en Panamá.

Y por si fuera poco, las vistas desde un piso veintinosécuántos en primera línea de océano son guapísimas. Como aperitivo, la foto de la Cinta Costera panameña.






En próximas entregas entraré en los grandes
contrastes de la ciudad (no os creáis que todo es
de color de rosa) y hablaré sobre el que será mi hogar durante los próximos meses.











lunes, 19 de octubre de 2009

Finde de calentamiento

Se puede decir que éste ha sido el primer fin de semana digno de mención. Como todo el mundo sabe, un finde empieza el jueves por la noche, día que aprovechamos para hacer la fiesta de inauguración de piso: vitamina R, musiquita by Dj Nacho, buena gente... y después, a calle Uruguay (probablemente la zona con más vida nocturna de la capital) a rumbear un poquito.

El viernes trajo los efectos devastadores del garrotazo del abuelo. La mañana pasó con más pena que gloria y la tarde requirió un sueño reparador (alguno empalmó la siesta hasta el sábado por la mañana). Yo me bajé a conocer otro garito más de calle Uruguay, el Madame Blanche. Que por el nombre uno puede pensar que es un bar de luces de esos, pero no. Es un sitio que aspira a ser tranquilo, con sofás y música en directo, pero a un volumen tal que hablar es prácticamente imposible.

El sábado, después de comer, partimos rumbo a la playita. Tras flipar un poquito más con la conducción en Panamá, llegamos a...¡El Palmar! Vosotros pensando que me he ido lejísimos y resulta que no he cruzado ni el Estrecho, jajaja. Resulta que es una playa de arena negra, muy frecuentada por surferos (ahora es cuando alguno pensará..."venga coño, y ahora dirá que se alojó en un cortijo en Conil"). Pero no, el alojamiento era un hotelito a pie de playa con una piscinita...muy cuco.

Tras darme mi primer baño en el Pacífico y ver cómo algunos se peleaban por cabalgar las olas (a la próxima tengo que hacerme con una montura y lanzarme a la conquista del océano), fuimos a cenar a un restaurante a pie de carretera. Con el estómago lleno, ya era hora de darse a la bebida (que como diría nuestro querido Jack: "¡Que corra el ron!"). Decidimos ir a una playa cercana. Yo no sabía la odisea que nos esperaba. Para llegar había que atravesar un camino plagado de charcos, barro, baches... en más de una ocasión tuvimos que bajarnos del coche para que no se quedara, e incluso empujarlo para que saliera del lodazal. Finalmente alcanzamos nuestro destino y nos pegamos una rave en la playita con el ruido del mar de fondo, y donde descubrí lo útiles que son las linternas de los móviles para servirse las copas. (Nota: en Panamá, las "copas" son los tapacubos de las ruedas del coche, lo que se bebe son "tragos").


Ha sido un finde bastante completo, en el que no hizo demasiado sol, pero tampoco llovió, así que se puede decir que tuvimos hasta buen tiempo.

P.S.: Ayer nos llegó la triste noticia de que el inventor del "tiki taca" nos había dejado. Un recuerdo especial para él, que cambió la forma de ver el fútbol y el baloncesto. "Porque la vida puede ser maravillosa".

martes, 13 de octubre de 2009

¡Cuidado con el policía muerto!

Cuando vas conduciendo (o "manejando", como se dice acá) y oyes eso, piensas: "¿Pero qué coño...?"

Pero tranquilos, no es que haya ningún agente de la autoridad fallecido, sino que te advierten de que tengas cuidado con el 'badén'. Después de un susto de ese calibre, he creído conveniente comentar algunos panameñismos que he ido descubriendo para que quien tenga previsto marcarse una visitilla por aquí, se vaya familiarizando con los vocablos de uso local.

Por ejemplo, cuando se busca piso es conveniente saber que las habitaciones son "recámaras", que los fogones de la cocina son la "estufa" y que si hay "abanicos" quiere decir que tiene ventiladores.

Aquí a la gente no le da vergüenza, "le da pena"; no se hace surf, se practica "sorf"; y aquí las movidas esas no están bien, sino que "esa vaina está buena".

Resumiendo, que lo mejor es salir a "tomar", y cuantos más "tragos" mejor.

miércoles, 7 de octubre de 2009

¡Abuelo, esto está de muerte!

Y no, no es que eche de menos ya la fabadita, ni el choricito, ni el jamoncito... ¡joder, qué hambre!
Pero no, se trata del roncito panameño más conocido entre la colonia española que vive (y bebe) por estos lares. Ya hemos tenido nuestro primer acercamiento y ciertamente se nota que la experiencia es un grado, porque está rico, rico.

Dejando de lado la sabiduría de los mayores, quería destacar algún aspecto para que valientes como nuestro querido Rober estrenen su carné de conducir en Panamá, donde la señal de 'Prohibido el paso' no está inventada, los 'Ceda el paso' no existen y donde, según palabras de nuestro querido chófer panameño, la forma de saber si una calle es prohibida o no es fijarse hacia dónde circulan los "carros" que van por ella. Y todo ello aderezado con las carreras que protagonizan los 'diablos rojos' (ya sólo el nombre da una idea de que uno debe andarse con ojo). Con estas sencillas directrices, cualquiera puede conducir acá.

(Abstenerse las becarias y becarios de India o similares de decir que el tráfico allí es mucho peor, que eso es evidente, jeje)

lunes, 5 de octubre de 2009

Primeras noticias

Contra todo pronóstico, me he decidido a volver a escribir en el blog. Esta vez lo hago ya desde una octava planta con bonitas vistas al barrio financiero de Panama City.

Por el momento me mantengo de una sola pieza y en buen estado de salud. Esperemos que dure...

Y os preguntaréis: "Bueno, pero... ¿has aprendido algo de Panamá ya? ¡Cuéntanos!" Pues efectivamente, ahora sé que si llueve mucho a lo mejor no puedes salir de casa si no tienes una canoa. Y no, no estoy exagerando, ayer al salir del portal el agua cubría por las rodillas y tuvimos que pedir que nos trajeran la comida a domicilio (no me preguntéis cómo el chino pudo llegar). Ahora también sé que debajo de casa tenemos una calle llena de garitos con la música a todo trapo de miércoles a domingo, lo cual nos lleva a la siguiente disquisición: o salgo todos los días, o me compro unos tapones a ver si así puedo dormir. Se admiten sugerencias al respecto.

En resumidas cuentas, aún no me he formado una opinión sobre la ciudad, sobre todo porque sigo dándole vueltas a una noticia que amablemente alguien me hizo llegar (¡vamos Chygrinskiy!) sobre uno de los personajes más populares del momento en Panamá: http://www.laflecha.net/canales/curiosidades/noticias/un-panameno-pela-500-cocos-con-los-dientes-en-seis-horas
¡Alucinante!