martes, 8 de diciembre de 2009

"Mi banana sí que tiene resorte..."

Aunque ya hace una semana, retomo en esta entrada la segunda parte del finde de la agradable visita antes de que se haga esperar mucho más.

El sábado por la mañana nos levantamos temprano para poner rumbo al Caribe panameño. La primera parada fue en el Scuba Center de Portobelo, lugar donde un servidor se sacó la licencia de buceo. El paraje bien merecía el alto en el camino.


De ahí seguimos hasta Portobelo, pueblo sobre el que ya comento en otra entrada su condición de antiguo puerto base del trasiego del oro de las Américas hacia la España de los Austrias. Era una parada obligada para mostrar algo de cultura a nuestros visitantes. Como muestra del proceso de reconquista, esta imagen de los becarios IZEX en uno de los antiguos fuertes que protegían las flotas de galeones españoles frente a los ataques de los temidos piratas y corsarios.


Hechas las escalas pertinentes, enfilamos ruta hacia nuestro destino final: Isla Grande. Se trata de una isla a escasos 10 minutos en bote desde la costa. En la vertiente que queda frente al litoral se encuentra un pequeño pueblecito, que consta de apenas 30 casas, de las cuales la primera línea de agua (porque playa no hay) está formada por hostales y restaurantes varios. Recogido en una pequeña bahía y orientado hacia el vasto océano se encuentra nuestro hospedaje: ¡el Bananas Resort!

Este hotel es lo más parecido a un resort turístico caribeño que he encontrado en el país. Únicamente eché en falta el pequeño detalle de la pulserita y el 'todo incluido'. Las habitaciones estaban situadas en cabañas construidas entre el mar y la selva. Pasamos la mañana haciendo un poco de snorkel y disfrutando de las aguas del mar Caribe. Después de comer, siguió una siesta en hamaca o donde cada uno buenamente puedo. Por la tarde intentamos seguir el camino que llevaba al poblado del otro lado de la isla a través de la selva, pero en la oscuridad que se cernía resultaba un tanto temerario escalar hasta la cima de la isla por unos escalones cubiertos de hojarasca en medio de la densa vegetación que podía albergar Dios sabe qué tipo de vida nocturna. Así que finalmente decidimos quedarnos en la terraza del hotel jugando a adivinar personajes entre ron y ron hasta que nos dio la hora de cenar.


Ya con el estómago lleno, nuestra imaginación fue más allá y decidimos jugar a las películas (y no, esto no significa que imitáramos escenas de 'Sexo en la isla' ni similar). Memorables las risas que nos echamos con la tontería.

A la mañana siguiente, Edu Mr. Papaya y yo madrugamos again para retomar la empresa de cruzar la selva hasta el pueblo. Tras 10 minutos de empinada cuesta y llegar a la cima de la colina sudando la gota gorda nos aguardaba un descenso parecido. Por fin llegamos al otro lado y pudimos darnos un paseíto y echar un vistazo a lo que nos habíamos perdido la noche anterior.


No tenía mala pinta, no. En fin...

Regresamos al hotel para desayunar con el resto de la tropa y nos despedimos con pesar de la isla para volver a la ciudad y comenzar con los viajes al aeropuerto para despedir a Silvia, Rebe y Edu. Ha sido un placer teneros por acá. Muchas gracias por vuestra visita y aquí estamos para cuando queráis repetir.

P.S.: Edu, my friend, espero que no te importe que me haya aprovechado de tu ingenio para el título de esta entrada ;)

1 comentario:

  1. Oye cari, qué guapo el bañador blanco ese que llevas en las dos primeras fotos no?? ;)
    La verdad es que ese plan para cd vayamos a verte pinta bien, pero cambiamos el juego de las películas por un buen "pregunta-peta" seguido de unos "indios con tapón", juego nuevo que no te dejará indiferente ;)
    Me alegra ver que no paras de hacer cosas, toma buena nota de todo que cada vez queda menos para nuestra visita...
    Besis apo!!

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